Santiago Rusiñol
Santiago Rusiñol i Prats, nació el 25 de febrero de 1861 en Barcelona. Al quedar huérfano a temprana edad, él y sus hermanos, Albert y Josep Maria, pasaron a depender de la tutela del abuelo Jaume Rusiñol quien se encargó de educarles, poniendo todas sus esperanzas en Santiago al que veía futuro sucesor suyo al frente del negocio textil familiar. Esta infancia marcada por la fuerte personalidad del patriarca no dejaría de ser reproducida fielmente en la obra más famosa y representativa de Rusiñol, L’auca del senyor Esteve, en todo y por todo biográfica al cien por cien.
Ya muy joven, Santiago comprendió que lo suyo era el arte y no el comercio, por lo que, dotado de un fuerte carácter que le permitió hacer siempre lo que quiso, empezó a tomar clase de pintura sin que su abuelo se enterase, con el resultado de que a los 17 años el joven exponga su ópera prima en el Museo de Girona, que tiene la astucia de dedicar a Jaume Rusiñol. Un año después comienza a exponer en la Sala Parés de Barcelona, iniciando así una fructífera y fiel colaboración.
Inmerso en el ambiente artístico catalán trabó amistad con Enric Clarasó y Ramón Casas, y con éste último recorrió Catalunya en un memorable viaje en carro que les llevó a los dos en la búsqueda de escenarios pictóricos naturales. El viaje también sirvió para otra cosa, ya que en él empezó a escribir sus primeras páginas literarias.
En 1886 contrajo matrimonio con Lluisa Denis, destinataria, durante su noviazgo de una nutrida correspondencia en la que, al parecer, el escritor en ciernes, ensayó con su acostumbrado sentido del humor, mezclándolo todo con el apasionado lirismo que reclamaban la época y la persona a quien iban dirigidas.
Pero el amor no fue duradero, y a la muerte de su abuelo, habiéndole nacido su hija María, no tuvo el menor inconveniente en abandonar a la familia para irse a París en 1888, hecho que no es precisamente digno de alabar en un hombre por muy buen artista que sea.
Vivió siete años en la capital francesa y luego regresó a su patria, arrastrando la secuelas de una caída en París, cuyos dolores le habituaron al consumo de la morfina. Lo que hizo que su mujer volviera junto a él a cuidarle.
Esta adicción, no obstante, no le impidió seguir trabajando en lo suyo, pintura y literatura; con anterioridad había trasladado su taller, El Cau Ferrat, a Sitges.
Rusiñol comenzó escribiendo teatro, L’alegria que passa, El jardí abandonat, Cigales i formigues, Llibertad, L’hèroe, El pati blau, La lletja, La mare, pero fue demasiado revolucionario y ello le costó bastantes quebraderos de cabeza. Entre 1897 y 1903, junto con otros artistas puso de moda la cervecería-cabaret Els Quatre gats. En 1902 escribe un libro de relatos, El poble gris, obra de lo más provocativo, y en 1907, la novela que le consagrará definitivamente: L’Auca del senyor Esteve, posteriormente llevada al teatro también, una obra plena de humor, ironía e inteligencia, altamente recomendable a quien desee pasar unos momentos inolvidables divirtiéndose y reflexionando al mismo tiempo.
Una de las aportaciones que hizo Rusiñol a la literatura, fue la introducción del poema en prosa en nuestro país, pero ello no significa que su obra fuese precisamente poética, sino, más bien, cáusticamente crítica y tan burlona en ocasiones que molestó a muchos que en ella se vieron reflejados; su crítica de la burguesía catalana de la época es un claro exponente.
Falleció pintando en los jardines de Aranjuez el 13 de junio de 1931.
© 2005 Estrella Cardona Gamio